jueves, 26 de marzo de 2020

CARTA A MI COMPAÑIA DE DECESOS

En estos tiempos de crisis hay que tomarse las cosas con un poco de humor (aunque sea negro).
Basado en hechos (casi) reales.

CARTA A MI COMPAÑIA DE DECESOS.
Como usuaria y asegurada con ustedes desde hace más de setenta años, ruego se sirvan cumplir mi petición:
En vista del cariz que están tomando las cosas y mi avanzada edad, será necesario que ustedes aparten mi bolsa para cadáveres y mi féretro. Si, por razones de espacio, ustedes no pudieran almacenarlo, ofrezco mi comedor para la colocación del mismo.
De igual manera, solicito me sea reservado el turno para el crematorio. Caso de que llegado mi número no haya fallecido todavía, ruego vayan pasando a los siguientes,  pero me conserven el turno para que mi inhumación sea inmediata. No me gustan los sitios fríos y solitarios.
Gracias.

©Manuel Serrano - 2020

DESPUÉS DEL CREPÚSCULO.

Tras el horizonte
el sol se hundía
en quietas olas
de azafrán quemado.
Durante un rato
contempló al astro
fundirse en el mar
como quien contempla
una acuarela insípida.
Salió del aturdimiento,
se mezcló con el gentío
de calles atestadas,
de bruscas miradas
de negro mármol,
de barbillas prominentes
bajo altos pómulos,
de bocas pintadas
de corazones excesivos
con sombras hambrientas
tras caras maquilladas.
Caras de hombres,
caras de mujeres
flotaban en el aire
polillas en la luz desnuda
de una farola huérfana