jueves, 26 de marzo de 2020

DESPUÉS DEL CREPÚSCULO.

Tras el horizonte
el sol se hundía
en quietas olas
de azafrán quemado.
Durante un rato
contempló al astro
fundirse en el mar
como quien contempla
una acuarela insípida.
Salió del aturdimiento,
se mezcló con el gentío
de calles atestadas,
de bruscas miradas
de negro mármol,
de barbillas prominentes
bajo altos pómulos,
de bocas pintadas
de corazones excesivos
con sombras hambrientas
tras caras maquilladas.
Caras de hombres,
caras de mujeres
flotaban en el aire
polillas en la luz desnuda
de una farola huérfana

No hay comentarios:

Publicar un comentario