miércoles, 23 de febrero de 2022

DEMASIADA TELEVISIÓN



Ayer encontré un bolso abierto con bastante dinero dentro. Miré hacia todos los lados. No había nadie. Me agaché. Había un montón de billetes 200 euros enfajados. Una maravilla. Mi imaginación voló pensando en todo lo que podía comprarme. Pero, no sé por qué, se me ocurrió que podía ser el botín de unos ladrones y que me encontrarían y me matarían. Y si no eran ellos, la policía los podría haber marcado y llevarían un chip de localización. También podía proceder de dinero sucio, dinero de las drogas, dinero lavado. En ese caso, casi peor. Recordé aquello de la corbata colombiana y me vi la lengua aparecer por el corte de mi garganta.

Otra opción podría ser dinero de un secuestro. Seguro que en cuento intentara llevármelo me caerían encima y que acabaría en la cárcel.

Decidí no tocarlo. Me levanté y cuando iba a marcharme apareció un hombre arrastrando un carrito lleno de trastos, cogió el bolso y lo echó encima de todo y se marchó


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