martes, 12 de abril de 2022

EL MARIDO IDEAL

 Deambuló por el cementerio durante días. Era su rutina al salir de trabajar y antes de regresar a su casa. Recorría las calles paralelas con obsesión y leía las dedicatorias escritas en el mármol. Tardó más de un año en encontrarlo. Sí, era él, sin duda. «Aquí yace Antonio, gran hombre, mejor amante, padre ejemplar y amigo de sus amigos».

Todos los días regresaba a aquella tumba, la limpiaba con esmero y cada aniversario le ponía flores.

Cierto día, una encargada del recinto se le acercó al ver la dedicación de aquella mujer.

—Siento su pérdida. Debía de ser un gran hombre. Le echará usted de menos.

—No le conocía. Solo vengo a estar con él porque, según reza aquí, es todo lo que me falta en casa.



(Por favor, no se lo tengáis en cuenta, el pobrecito estaba aprendiendo a escribir al dictado)

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