miércoles, 9 de marzo de 2022

MODESTO


Solo lo había sentido dos veces en mi vida. La primera en la catedral de Chartres, en Francia; la segunda, ante el David de Miguel Ángel en Florencia.  Hoy me ha ocurrido de nuevo. Veía algo que me emocionaba, que llenaba mi alma ante tanta belleza. Cuando pude salir de mi ensimismamiento abrí la puerta espejo de mi armario de baño y saqué mi navaja de afeitar.



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